Jóvenes del centro de justicia de Graneros culminan exitosa capacitación de “Mecánica en Moto”
La ceremonia de certificación se llevó a cabo en el colegio Antuhue y contó con la asistencia de las familias de los jóvenes.
Con el objetivo de dar cumplimiento al plan de reinserción y apoyo psicolaboral de adolescentes que han infringido la ley, se llevó a cabo la ceremonia de certificación del curso “Mecánica de motos” a jóvenes del centro de justicia juvenil de Graneros, actividad que fue encabezada por la directora regional del Sename O’Higgins, Jessika Espina.
Tras la certificación, la directora felicitó a los jóvenes que cumplieron con las horas del curso y destacó el compromiso que adquirieron durante el mismo. “Esta es una muestra de que las oportunidades que se les presentan a los jóvenes las saben aprovechar. Acá se demostró el compromiso que tuvieron no sólo con el profesor, sino que con ellos mismos, porque saben que son herramientas que les permitirá mirar el futuro de otra forma”, indicó.
“Las felicitaciones también son para sus familias, porque el haber contado con su presencia también muestra el apoyo que ellos les brindan, fundamental en este proceso”, concluyó Espina.
Víctor, uno de los jóvenes participantes, recibió un especial reconocimiento por haber sido destacado en su grupo. Él expresó sentirse “contento, porque es bacán (sic) estar acá”, aludiendo a la ceremonia. “El profesor nos ayudó harto, nos apoyó y si tenía que repetir algo para que lo entendiéramos lo hacía sin problema. Ojalá el resto se motive, porque esto nos servirá para que después nos reinsertemos, hay que aprovechar estas oportunidades”.
Por su parte, el profesor del curso, Omar Aguilera, indicó que esta fue la primera vez que relató un curso a jóvenes de justicia juvenil. “Personalmente lo tomé como un desafío, porque el nivel académico no es parejo para todos, pero es una forma de aportar con un granito de arena a la labor que realiza el Sename, fue bueno conocer cómo trabajan acá”, dijo.
El curso se dividió en tres módulos con una duración de 150 horas, que se realizaron en jornadas diarias de 4 horas; las clases fueron 20% teóricas y 80% prácticas.
Los jóvenes desarmaron y armaron una moto completa, estudiaron las partes del motor, evaluando funcionamiento y comprendiéndolo, siendo evaluado por el profesor de la capacitación con pruebas teóricas y prácticas, motivando en cada etapa a los jóvenes a modo de superar frustraciones propias de su etapa evolutiva.