Se realizaron varias sesiones con el objetivo de generar espacios de sana convivencia y confianza.

Uno de los talleres que más les ha gustado a los jóvenes de la Residencia Familiar de Coyhaique es el de cocina. En la primera sesión se realizó una búsqueda de recetas en un libro de cocina. Una de los jóvenes eligió la preparación de churros, por lo que los monitores compraron los ingredientes necesarios para su preparación. Después prepararon la masa y utilizaron una manga de repostería para darle forma al momento de freír, supervisados en todo momento por la monitora de encargada de la ejecución del taller.

Otra preparación fue una gran pizza vegetariana, y para celebrar el día del niño tuvieron una “completada”, donde los adolescentes colaboraron en la preparación de los alimentos, arreglo de la mesa y limpieza al interior de la cocina.

En todos los inicios del taller se refuerza la importancia de la higiene y manipulación de los alimentos, que les servirán para cuando comiencen su vida independiente. Después de cocinar la receta elegida, los adolescentes la comparten con sus tutores en el comedor, generando un espacio de conversación y convivencia entre ellos.