Adolescentes de la Región del Maule fueron premiados por microcuentos sobre buen trato
El concurso literario fue impulsado por la OPD de San Javier – Villa Alegre, recibiendo más de un centenar de cuentos.
Al cumplirse un nuevo aniversario de la Convención sobre los Derechos del Niño, la Oficina de Protección de Derechos (OPD) de San Javier – Villa Alegre, dependiente de ambos municipios, realizó el primer concurso de microcuentos “El buen trato cuenta”, actividad que reunió cientos de trabajos literarios de adolescentes pertenecientes a liceos de las comunas del Maule sur.
Las obras ganadoras tuvieron una extensión de 200 palabras, y destacaron por la creatividad y la reflexión de los argumentos.
Jorge Silva, alcalde de San Javier, expresó que “en la comuna tenemos muchos talentos que cuidar y proyectar, brindándoles la oportunidad para que se sientan integrados en la sociedad desde las artes y la cultura”.
Por su parte, Juan Lara, director (s) del Sename, comentó que “este tipo de instancias fortalece la participación y expresión de los niños y niñas. En ese sentido, la actividad consagra mediante la escritura los anhelos y deseos que ellos tienen respecto de la manera en que debe desarrollarse el buen trato”.
El primer lugar lo obtuvo Amy Doll (15 años), estudiante de primero medio del Colegio Sagrados Corazones de San Javier, con la siguiente obra:
Corazón de rosa
En otra tarde primaveral, las rosas florecían en una casa donde se encontraban dos cachorros callejeros que comían muy a gusto el alimento dado por una anciana, quien con apenas tener para alimentarse a sí misma, siempre ponía a esos canes adelante, pues estos emanaban una ternura que le recordaba a sus hijos ya difuntos, por lo que solo tiene como compañía a estos bellos animalitos.
Un día que parecía tan perfecto y hermoso como las rosas que florecían, terminó siendo tan desastroso y doloroso como las espinas de las rosas rajando el corazón de dos almas en pena, las cuales se encontraban en agonía al ver que aquella persona a la que consideraban una madre, había fallecido.
Ya había pasado mucho tiempo de aquel fatídico día, en el cual muchas cosas cambiaron, en especial esos hermosos cachorros quienes ya eran unos adultos, sin embargo, algo que no cambió era aquella casa donde vivían, que seguía rodeada de esas esplendorosas rosas, la cuales cada determinado tiempo eran arrancadas, pero no por cualquier niño o ladrón, sino por dos hermosos perros que llevaban estas rosas a aquella tumba en donde se encontraba la persona a la que consideraban una madre.